Había escuchado sobre el famosisimo squirting. Leí las técnicas, formas y maneras de estimular el punto G para obtenerlo. Me obsesioné en probar todas y cada una de ellas. Lo hice con mis dedos, con los de mis parejas, con juguetes sexuales, cambie de posiciones, tome litros y litros de agua y nunca pasó.
Mira todo lo que necesitas saber sobre squirt y eyaculación femenina.
Después en un taller me enteré que debía relajarme. Si lo forzaba jamás sucedería y poco a poco empecé a soltar la idea. En general siempre me gustó masturbarme y tener sexo. Los orgasmos podían ir y venir o no aparecer, pero me gustaban esas maneras de conocerme. Que difícil fue que en ese camino de querer eyacular irónicamente dejara de darme placer.
Yo era quien se había puesto la meta de tener un squirt y al no pasar, me sentí mal con mi cuerpo. Sentí que no era capaz de hacerme orinar de placer (je, así leì que lo describían) y en cierta manera me castigué.
Poco a poco desapareció este sentimiento y regresé a mis muchas maneras de darme amorcito. Me platicaron del bebé Satisfyer y dije ¡es momento que mi clítoris sienta el poder de la succión! Jaja. Debo confesar que tenía ya 2 vibradores y ninguno se sentía como esta cosa. Lo que sentí fue como si mi vulvi fuera un tambor y se sintieran retumbando pequeños a enormes golpecitos y en cada uno de ellos sintiera venir un mejor orgasmo.
Abrí los labios de mi vulva y comencé a bajar de mi clit para intentar meter mis dedos. Por la maniobra y movimiento, el juguete quedó cerca de mi vagina. Entonces algo me recorrió, sentí una especie de remolino desde dentro, se me combinaron las ganas de hacer pipi, de inmediato tuve un orgasmo y algunos segundos después salió un chorro. No fue super exorbitante pero mojó mi entrepierna y sábana. La salida del corro me dobló las rodillas y se me enchino la piel. ¿Había pasado al fin? ¿Dejar de buscar me dio lo que tanto quería experimentar?
Intenté buscar explicaciones y las encontré en CHERISH.
Te contamos a qué puede deberse que exista una eyaculación con un succionador de clítoris o un estimulador de ondas de presión.
Tu clítoris no sólo es un punto. Es toda una estructura anatómica que se estimula de manera interna y externa.
Conoce ¿dónde y cómo estimular el clítoris?
Las ondas expansivas que distinguen a un succionador permiten que la sangre se distribuya y se activen gran parte de las terminaciones nerviosas que tiene este órgano maravilloso.
Al erectarse puede percibirse como placentera cualquier caricia que se brinde en la vulva. En realidad en este caso se estimularía indirectamente toda su anatomía en este tipo de roces.
¡Pero eso no es todo! Al abrir los labios de tu vulva se encuentran 2 orificios conocidos como glándulas parauretrales o de Skene. Estas glándulas son por las que muchas veces sale el chorro de una eyaculación femenina. El succionador de clítoris al generar ligeras palpitaciones en esta área puede estimularlas y conectar directamente con la estimulación de la próstata femenina o punto G.
Además como su nombre lo indica, estas glándulas se ubican cerca de la uretra, el orificio por donde hacemos pipi. Así que las ganas de orinar se ven relacionadas también al tipo de estimulación que se brinda en estas zonas.
No hay que olvidar que la relajación es indispensable. Si dejas de presionarte y autoexigirte eyacular es posible que sea más difícil que ocurra o no suceda. Encontrar diferentes maneras de excitación y disfrute es primordial. Ve la masturbación como un acto de quererte y explorarte. Eyacular o tener un orgasmo o squirt no es la meta. Goza del camino. Y si no sucede, ni tu cuerpo ni tu son responsables. No tienes nada malo o roto. Aprende a vivirte en el placer y no el castigo.
Ahora que lo sabes, ¡cuéntanos! ¿Tu también habías vivido un squirt con un succionador de clítoris? ¿Sabías las razones?