¿Si practico la masturbación con vibrador me volveré adicta? La primera vez que usamos un vibrador sexual o algún juguete es un momento que marca la exploración de nuestro erotismo, ya sea debido a que la estimulación puede ser tan placentera que se queda grabada en nuestro historial de orgasmos o porque significó un desencuentro con las ideas y expectativas que teníamos respecto a la sexualidad.
En más de una ocasión puedes llegar a pensar o escuchar si es posible tener una adicción a la masturbación con un vibrador o un juguete sexual. Descubrirás que no estás solx en esta situación, por lo que te contamos la experiencia de una chica que vivió este momento.
Tuve sesiones de más de una hora diaria con mi primer conejito vibrador.
Tenía 27 años el día que compré mi primer juguete sexual. Mi amiga me convenció de esta decisión. Nunca disfruté mucho de la penetración más que con una pareja que me estimulaba TODO y en realidad no era fan de los juguetes que se vieran como penes grotescos; así que cuando vi un conejito moradito que lucía cero vulgar lo acepté.
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No tenía mucho entusiasmo en usarlo, de hecho pasaron varios días antes de sacarlo de su empaque y probarlo. Pensé que me dejé convencer por la presión de mi amiga, pues sola no lo hubiera hecho.
Lo saqué de su caja, lo lavé y agregué un chorro de lubricante (solo tenía uno de cereza aventado para cuando la pareja ya mencionada me daba de lengüetazos jaja). Hice todo este proceso para intentar meterlo en mi vagina. No fue sencillo, pues aunque juro que han habido algunos varios penes ahí, no era lo mismo que meter esta cosa mecánica.
...se me ocurrió ponerlo en mi vulva, justo en el lado que más siento rico cuando me toco con mi mano. Ahí todo cambió... Fue en serio memorable.
Me dí por vencida, me sentí un poco desilusionada de la compra y del mundo de los juguetes. Cuando iba a guardarlo se me ocurrió ponerlo en mi vulva, justo en el lado que más siento rico cuando me toco con mi mano. Ahí todo cambió. La luz se apagó cuando cerré los ojos, las piernas me temblaron y las estiré de tal manera que no creía lo que pasaba. Llegué a un orgasmo en minutos y fue extremadamente delicioso. Jamás había sentido algo parecido, puedo decir que hasta lágrimas saqué. Vi la hora y faltaba una hora para que empezara mi horario laboral. Así dediqué todo ese tiempo a ir y venirme con mi vibrador. Con cada vez sentía más y hasta me volteé de muchas formas para seguir sintiendo. Fue en serio memorable.
Llegué a tomarme unos minutos de otra actividad y ponerme el vibrador incluso encima de la ropa mientras trabajaba en casa...
A los días siguientes seguí haciéndolo todas las mañanas. Era el momento en que no había nadie en casa, podía gemir y sudar lo que quisiera. Se convirtió en un ritual diario de mínimo una hora. Llegué a sentir la vulva con hormigueo aún después de terminar mis sesiones. Abría mi cajón, veía el juguete y se me antojaba hacerlo en ese momento. Tuve infinidad de calambres por todas las posiciones y maneras en que mis piernas se estiraban. Llegué a tomarme unos minutos de otra actividad y ponerme el vibrador incluso encima de la ropa mientras trabajaba en casa. Me pregunté si tenía un problema, sobre todo porque fueron varios días en donde mi clítoris acabó rozándose y me dolía. Me asusté.
Pregunté en CHERISH, me explicaron que como mi clítoris era una zona muy sensible las vibraciones intensas y el uso constante pues hacían que se rozara. Me calmaron diciendo que no era la única. Pensé, ¿será que hay otras como yo que se masturban todos los días durante una hora? ¡Podríamos tener pláticas inmensas!
Conocí su programa del placer en mis manos, reconocimos formas de ver la estimulación como una conexión con nuestro cuerpo y lo que nos genera placer, no sólo lo que podemos hacer con nuestros genitales. Hicimos ejercicios relacionados a ubicar más formas de erotizarnos y conectar, además de incluir los ejercicios en pareja, conocer nuestro mapa de zonas erógenas y ubicar que cada una es diferente. También supe que está bien si no quiero usar algo en mi vagina y que puedo sentir placer tanto si estimulo mi clit como si escucho a mi pareja hablar mientras tenemos relaciones. Descubrí que quizás nunca había tenido oportunidad de sentir tanto. Siempre me limité en disfrutar; desde comer un rico chocolate porque me salían barritos o bailar porque me dijeron que no podía mover tan bien mi cuerpo.
Siempre me limité en disfrutar... Fue entonces que me pareció lógico, la primera vez que me solté fue gracias a que no pude controlar tanta estimulación...
Fue entonces que me pareció lógico, la primera vez que me solté fue gracias a que no pude controlar tanta estimulación. Cuando lo hacía con mis manos siempre me detenía en ciertos momentos. Ni siquiera había tenido el tiempo de ver a detalle mi vulvi. Aquella vez que usé mi juguete sentí rico y quise sentirlo más. Ahora también pienso que fue liberador. Solté muchas lágrimas que también sé que significaron un destapar de emociones. Parece broma pero pude darme cuenta de tantas cosas.
No puedo negar que sigo sintiendo rico cada que uso mi bello conejito, pero ahora lo combino con mis velas, con ver y convencerme que mi cuerpo es bonito, con estar con mi pareja y que me lo pase por mi mapa que aprendí y no solo en mi clit. Fue un proceso y ahora tengo otro cómplice, una pareja que se ha se ha abierto a probar y que no me limita. Creo que no es bueno juzgar a nadie y ahora me doy cuenta que yo también me juzgué por masturbarme y sentir orgasmos con un vibrador.
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¡Chicas tenemos derecho al placer!
Me quedo con lo que vimos en el curso, chicas tenemos derecho al placer, si es tu caso solo aprende a sentirlo de diferentes maneras, pero ya no te castigues porque quizás como yo por primera vez estás dejándote sentir. ¡Disfruta lo que necesites!